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El error que te impulsa

  • Foto del escritor: Orlando Mendieta
    Orlando Mendieta
  • hace 2 días
  • 2 Min. de lectura
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Por Ismael Cala

Todos hemos experimentado ese “¿por qué lo hice?” que nos atormenta después de una decisión equivocada. Esas horas o días en que desearíamos retroceder el tiempo para elegir distinto, cuando deberíamos pensar en que nuestra “metedura de pata”, puede resultar la mejor opción para crecer. Errar no es un defecto de fábrica: es una prueba de que estamos vivos, de que nos atrevemos a decidir y avanzar.

¿Qué pasaría si aprendiéramos a ver los errores no como fracasos, sino como bendiciones disfrazadas? Cada tropiezo es un camino alterno que nos coloca frente a aprendizajes imposibles de obtener en la comodidad de la certeza. Edison lo entendió bien: mil intentos “fallidos” no fueron derrotas, sino parte esencial del hallazgo de la bombilla.

Claro que fallar duele. Puede minar nuestra autoestima y hacernos sentir pequeños. Pero el desafío no es evitarlo, sino transformarlo. El primer paso es asumir la responsabilidad. Reconocer que tomaste una decisión equivocada no te hunde; por el contrario, te dignifica, porque implica valentía y humildad.

Después viene identificar qué no repetirás. Dentro de cada error hay una semilla de sabiduría. Cuando la descubres, el tropiezo deja de ser carga y se convierte en maestro.

El siguiente movimiento es perseverar. Atreverse a intentarlo de nuevo, con paciencia, compasión hacia ti mismo y una estrategia renovada. Los caminos se perfeccionan en el andar, no antes.

Finalmente, necesitamos aprender a relajarnos. Dejar atrás la autocrítica despiadada y abrazar la ternura hacia nuestra imperfección. Ese error puntual no define quién eres. Lo que te define es tu capacidad de levantarte, aprender y continuar.

Aceptar los errores como aliados nos vuelve más humanos y, paradójicamente, más fuertes. Así que la próxima vez que tropieces, no te castigues: agradece la lección. Porque la verdadera bendición de equivocarse es que nos abre puertas hacia una versión más sabia y consciente de nosotros mismos.

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