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Crisis social en Bocas del Toro provoca cierre de negocios y caída del ingreso local

  • Foto del escritor: Orlando Mendieta
    Orlando Mendieta
  • 15 jul
  • 2 Min. de lectura
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(Financiero News-Panamá) Los recientes disturbios sociales en la provincia de Bocas del Toro han tenido un fuerte impacto económico sobre el tejido productivo local, afectando de manera crítica a los pequeños negocios y al ingreso familiar.

Según una encuesta realizada por Microserfin, entidad de la Fundación Microfinanzas BBVA, el 98 % de los microempresarios consultados reportó haber sido afectado por las paralizaciones, lo que ha generado una drástica caída en las ventas y una ralentización severa del flujo de efectivo en la provincia.

El estudio, que incluyó a más de 1 180 microempresarios, reveló que más de la mitad (54,3 %) depende directamente de la actividad bananera, una de las más afectadas durante la crisis. Además, el 35 % de los negocios permanece cerrado, situación que impide cualquier forma de reinversión o reactivación inmediata.

Apenas el 4 % de los encuestados ha podido iniciar una nueva actividad económica o conseguir empleo, lo que refleja las limitadas opciones disponibles en el contexto actual.

Desde un enfoque agregado, al extrapolar los resultados de la muestra y considerando un promedio de tres personas por hogar, se estima que al menos 4 666 personas han sido económicamente impactadas por esta situación. A esto se suma un dato preocupante: el 92 % de los encuestados se encuentra en condición de vulnerabilidad, y al menos el 31 % vive en situación de pobreza.

El gerente general de Microserfin, Edison Mejía, advirtió que el problema trasciende lo financiero. “Lo que se vive hoy en Bocas del Toro no es solo un tema económico, es una crisis de bienestar, de dignidad y de oportunidades”, señaló. No obstante, destacó que hay un espíritu de resiliencia: “Muchos quieren reinventarse, capacitarse y salir adelante, y ahí es donde Microserfin quiere estar presente”.

Como respuesta inmediata, los microempresarios han recurrido a ahorros personales, préstamos familiares, el consumo de su propia producción, y en algunos casos, han optado por buscar un empleo formal como estrategia de adaptación.

Pese al contexto adverso, el 60 % de los encuestados mantiene la esperanza de que podrá reactivar su negocio en un plazo de dos a tres meses, lo que refleja una voluntad clara de recuperación frente a una crisis que ha puesto a prueba la estabilidad económica de miles de familias en la región.

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